1.12.05

Trabajo poético inspirado en las esculturas de Auguste Rodin, (Exposición MNBA, Santiago 2005).

POSTURAS FORZADAS (fragmentos)
Cesar Araos Loyola
revisión 07
1
Postura forzada:
Codo derecho con rodilla izquierda
Mano de azul en Muslo intranquilo
Ojo de frente con boca acentuada
Espalda con espalda, aveces
O inscrita en mis piernas como pétalo oloroso

Postura resuelta:
Mano con boca y mordisqueo
Boca con boca y lengüeteo
Ojo en picada entre las ondas que da la nube de tu pecho
En la arena un cangrejo camina entre algas
En tu dorso mis dedos hurgan contraseñas.

Postura Audaz:
Pie derecho con mano suave.
Lengua larga en lóbulo adicto
Ojo en bragadura, vista en entrepierna
Mano en lo mismo, día soñado.
La plataforma se eleva hasta los cielos
Desde arriba dejo caer peticiones
Que dan al ocaso un sello en son de tango.

Postura final:
Tus partes con las mías
Mis partes en el agua
Las tuyas salpicando
Mi boca en borboteo
Mi lengua en aumento
Tu lengua en retroceso
Tu carne siendo MIA
Lo mío siempre es tuyo
Mano derecha en pecho izquierdo
Mano izquierda en pierna derecha
Mi cuerpo sobre el tuyo
Las olas acometen,
la espesura de tu aroma Enredándome los ojos.

Desde el centro el calor se transforma
en un diluvio que se encrespa.
.
.
2 Desnuda:
Siendo la mujer desnuda
Sentada de frente o tendida de perfil
Con pierna doblada o simplemente
Esperando que el sol se ponga en el mar
Las azucaradas invenciones del entorno
Flotan y colorean en cada pestañeo.
Siendo la mujer un ser de pies helados
Boca refulgente y suaves manos
Que se encuentra a si misma cuando sueña
Cuando cree en la lascivia
En el sonido agudo del aire
Más el alma interminable e impaciente.
Floreciendo la mujer desnuda
Dejando ver los colores de su carne
El aroma de sus caderas
Sonrojándose en silencio Sin dar explicaciones.
Torciéndome los dedos, quebrando las ramas
Y lanzándolas al fuego.
Siendo la mujer desnuda
Arrimada a mi costado
Cabalgándome entre risas
Volteándome los cirios
Encendiendo aquellos ojos que miran en sesgado
soles en medio de la luna
acordeones análogas que brillan aunque sea de noche.

4
Muerdo en tres pasos la manzana
Dejando mi boca en postura forzada.

Primer paso: sobre los árboles caminan los ocasos
Segundo paso: al fondo de tu mirada encontrarás mis ojos.
Tercer paso: señor mío, ¿autorizarás alguna vez mi eutanasia?

5
Detrás de la lengua un espacio vacío
Delante de la lengua un espacio vacío
Llora cada movimiento por escasez
por menoscabo
por apatía.

hay cascadas de aura queriendo llenar la noche,
forzando mis manos en los ojos de ceniza.

5.1
Delante de mis pasos una sombra rengueando
Detrás de mis pasos la huella se esfuma entre la niebla.

6
Amanecer con los pies doblados, la boca ociosa.
Las alas que alguna vez cruzaron la ventana desastilladas por el viento
No tengo memoria sufriente Ni ganas ver tras la cortina
Los dedos de mi pie derecho vuelven las uñas al rasguño.

Hay un dolor en este sueño
Fuerzo la boca hacia la tuya y no me besas.

9
Para entender el llanto

Hay que mirar desde lo alto
Aspirar fuerte el cigarrillo del dolor
Torcer los dedos
Y Echarse
humoenlosojos.

11
Qué hay de mí en este lado
En las manos de este lado
En los ojos
En el ombligo que nació de este lado
en el pie que camina con mi otro,
que monta un zapato contrario al otro
que no se tizna cuando me tizno
que no hace nada cuando lloro
que no se fotografía conmigo
que cuando estoy desnudo mira para el lado
que hay de mí en este lado
que no me defiende al mediar la primera insinuación

@
Raspa la noche el oído
Que se retuerce de lo que no oye
De los tambores que no retumban, de los platillos
Que ya no estremecen sus sienes

De la caracola que girando azul
Siente el vacío.

Raspa la noche en su oído
recordando el revoloteo abejorro cerca de ella;
el trepicar de alas que cual rápidas se acercaban
rondando su flor azulenca de temblores,
rosalenca de parpadeos.

Toma sus manos y las roza suavemente
sintiendo el ínfimo sonido de sus yemas,
raspa las sábanas que manchadas con su olor
resuenan en silencio.

hay recuerdos que se tapan la boca,
que se vuelven mudos
que sólo saben que existen porque los delata

el desliz silencioso que hace memoria.