A lo Gringa
Revisión 8.1
Ando sin calzones, me dijo sentada en el asiento del lado. No me sorprendió realmente. ¿De verdad? -pregunté -Sí- contestó. No alcancé a buscarlos. Salí de la casa apurada y entre escarbar en el montón de ropa, preferí salir así nomás. Ando fresquita. No te creo, le dije y sonreí creyendo en el fondo que era cierto.
Como de costumbre la húmeda y calurosa tarde hacía ver sus piernas lustrosas y tersas, como cubiertas de crema, sin embargo diminutas gotas de sudor emanaban de sus poros y se dispersaban a lo largo de sus extremidades. La miré, así como hago siempre que sale por esa puerta: con los ojos pendientes en sus caderas, en sus pechos que se bambolean a cada paso, pasando con un pie delante del otro como si fuera una verdadera modelo. Ella sabe que la muerdo con la vista; eso la excita, lo sé, porque cuando llega al lado del auto sus pezones levantados han vencido el algodón que se ciñe a su cuerpo diciendo: juega aquí con tu lengua maliciosa, muérdeme como si fuera tú guinda roja y dulce. Saberlo me estimula, mi corazón en su cavidad da brincos como perro frente a su amo. Abrió la puerta y se sentó, sonreía. Tomé y besé su mano como hacen los galanes de cine; sin dejar de mirarla ni un segundo a los ojos. Eso también le gusta, tal vez por eso sale de vez en cuando conmigo, por lo galán, por lo atento que soy con ella. ¿Qué más puede hacer un hombre, frente a una mujer que se contornea y sale con esos comentarios que lo descolocan a uno?
Sabes, hoy me atrapé un piojo -me dijo. La miré. ¿De verdad? Sí- respondió. Debe haber sido de la niña. Tú sabes, la escuela. Cada semana lavo su cabeza con esos shampoos especiales. Tengo un arsenal en el baño. Pero es la primera vez que yo me atrapo uno. Bueno -le dije. Tiene que estar atenta. -Sí, lo hice pebre con la uña –expresó y rió satisfecha.
-El lunes llega el John de Milwaukee.
-Sí, ya me contaste, ¿Y, cuando nos vamos a juntar? me has hecho el quite toda la semana.
-Tú sabes que he estado ocupada, te lo dije por teléfono... ¿Te cuento?, Ayer fui a la casa de mi tía y nos tomamos un copetito. Llegué a la casa como a las tres de la mañana. Me reí mucho.
La tía algunos años mayor, era igual que ella. Reía como las hojas de un árbol en el viento. Sin hacerse problema para andar sin sostenes, o con faldas ajustadas y poleras casi transparentes que no dejan nada a la imaginación. La conocí el año pasado el día del cumpleaños de Teresa. Ella me llamó a la oficina y me dijo: ven a mi casa a comer tortita. Yo sabía que era su cumpleaños y tenía un regalo para ella, pero no pensé que me iba a invitar. Era casi una locura. Inventé algo y fui a saludarla. Le llevé un chocolate de esos amargos que tanto le gustan. No era el verdadero regalo, pero ¿Cómo llegar con un baby doll rojo envuelto en celofán? Por eso pasé al Jumbo y compré un chocolate de esos que ella suele apretar delicadamente con sus dedos, hasta que chorrean por toda su mano como una suerte de lava fragante que ella ataca con sus labios, chupándose uno a uno los dedos hasta que no queda residuo de dulce. Entonces repite la escena. Yo la miro, extiendo la boca para comer de su índice, de su anular, ella me los da mordiéndose el labio inferior. La saboreo sintiendo ese cosquilleo en la planta de los pies como si resbalara descalzo en un piso encerado. Recuerdo cuando he colocado delicadamente un trozo en sus pezones inflamados hasta que el calor hace su trabajo y Teresa arrima el pecho, toma mis dedos y los hace girar alrededor de sus levantadas salientes, mordiéndose para luego humedecerse con la punta de su lengua, hasta que yo no aguanto más de mirarla y poso mi boca en sus pezones abundantes, mordisqueándola suavemente, para que mueva circularmente sus caderas y levante un tanto así la espalda de la cama en un movimiento ardiente y primitivo. Entonces ella me aprieta las orejas para que no escape y va empujándome lentamente hacia su flor, donde finalmente arribo después de un paseo por sus redondas caderas de hembra que la obligan a reír antes de morir.
-Creo que igual nos podemos ver la próxima semana. ¿Puede, ciento?
–Claro. Pero el gringo va ha estar acá.
-Sí, pero con él tengo que cuidarme y contar bien los días, porque no estoy tomando nada. En cambio contigo es más fácil ¿Cierto?
-Sí, verdad -le dije.
Andaba con una falda ajustada de flores pequeñas sobre de la rodilla. Me tomó la mano. Yo le pellizqué suavemente la mejilla. Se apretó los muslos con ambas manos y comenzó lentamente a subirse la ropa dejando al descubierto un pequeño enredo de pelos crespos y rubios.
-Ves que ando sin calzones, dijo.
-No hagas eso, dije sonriendo y mirando hacia el lado, pero sin quitarle la vista.
-Ya, tengo que irme; llámame y me pongo el baby doll. Rió sabiendo que la imaginaba como a mi me gusta. Nos dimos un beso tímido de esos que se dan los amantes creyendo que alguien los ve. Se bajó del auto. Caminó lentamente con esa forma perfecta que se apega a su cuerpo y se perdió detrás de la puerta.
1 Comments:
>HOLA CESAR:
BIEN QUE PUEDO DECIR DEL CUENTO...emmmmm!!!...BUENO... EHH...
ESCANDALOSO!!... ES BROMA.. ME GUSTO MUCHO, ME GUSTA LA LITERATURA DE ESE TIPO, 1/2 EROTICA COMO DICES TU, ENCUENTRO MUY HERMOSO PODER HABLAR O ESCRIBIR COMO EN ESTE CASO, SUTILMENTE PERO NO POR ESO MENOS INTENSO DE LO QUE ES NUESTRA SEXUALIDAD, NUESTRO PLACER Y FANTASIAS, SIN DUDA LO HACES MUY
BIEN LOGRAS QUE SEA FACIL INMAGINAR A LOS PERSONAJES... INTERESANTE LO DEL CHOCOLATE... Y SABES NO ES FACIL, TENGO UN AMIGO QUE ES UN MUY BUEN NARRADOR
Y POETA, PERO SIEMPRE SE COMPLICA CON LO EROTICO, AQUI ME PERMITO UN POCO DE FEMINISMO, A LOS HOMBRES LES CUESTA MAS SER SUTILES EN ESTOS TEMAS, EL EROTISMO VA MUY DE LA MANO CON LO FEMENINO ES PARTE ESENCIAL EN NOSOTRAS Y EL EXPRESARLO NOS RESULTA NATURAL, LOS HOMBRES, NO TU YA VEO, NO DELINEAN BIEN ESE MARGEN Y EN OCACIONES RESULTAN UN POCO AGRESIVOS... BUENO MIS MAS SINCERAS Y HUMILDES FELICITACIONES (NO SOY LA MAS INDICADA PARA DECIR SI ALGO ES BUENO O MALO) PORQUE TU LO LOGRASTE CABALMENTE EN EL CUENTO...
GRACIAS POR PERMITIRME LEERLO... CLARO QUE NO ES UNA FORMA MUY NORMAL DE EMPEZAR EL DIA (LO LEI A LAS 8:30 DE LA MAÑANA UF!!!) ES BROMA OTRA VEZ.
UN BESO Y HASTA PRONTO
Coquimbo, 2005
María José.
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